La demanda asociada a teléfonos móviles, ordenadores y tabletas y otros bienes de consumo alcanzaría las 411.000 toneladas en 2030, frente a las 79.000 toneladas previstas para este año, estimó el organismo.
Chile, que ya es el principal productor de cobre del mundo, está tratando de recuperar parte de la participación de mercado que perdió ante Australia en 2018. El año pasado produjo unas 18.000 toneladas de litio, muy por debajo de las casi 40.000 toneladas generadas en Australia.
Tanto el cobre como el litio se encuentran entre los productos básicos más codiciados, ya que ambos se utilizan en vehículos eléctricos e infraestructura para respaldar otras tecnologías ecológicas.
Tema delicado
El gobierno saliente del presidente Sebastián Piñera había llamado a licitación en octubre de empresas privadas para ampliar la producción de litio a 400.000 toneladas al año. Sin embargo, el plan ha desencadenado un debate entre los chilenos, que están en desacuerdo sobre los riesgos sociales y ambientales de la extracción de litio.
Diputados del partido opositor de centroizquierda PPD presentado el martes una objeción ante una corte de apelaciones en la capital, Santiago, para detener el proceso de licitación. Y el miércoles, los demócratas cristianos de centro presentaron un proyecto de ley en la legislatura chilena para evitar que los presidentes en ejercicio inviten a nuevas ofertas de contratos mineros en los últimos 90 días de un mandato.
Piñera, de 72 años, entregará poder en marzo al izquierdista Gabriel Boric, cuyo equipo acusa a la administración saliente de intentar apresurar los nuevos contratos en un momento en que el país está reevaluando su postura sobre los recursos naturales en un proceso para redactar una nueva constitución.
Es probable que cómo manejar la producción de litio sea uno de los problemas más difíciles que enfrentará Boric. El exestudiante de derecho de 35 años prometió durante su campaña enterrar el modelo económico “neoliberal” de Chile y poner en marcha un ambicioso plan de acción climática.
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Aunque luego suavizó su mensaje, Boric ha mantenido la idea de darle al Estado un papel más activo en el sector, imponiendo mayores regalías y creando una empresa nacional de litio.
Con los precios disparados en el mercado mundial, la minería de litio podría convertirse en una fuente clave de ingresos para su gobierno, aunque podría afectar la ecología del salar de Atacama, donde se encuentran los dos mayores productores de litio del mundo, Albemarle (NYSE: ALB) y SQM (NYSE: SQM), tiene operaciones.
Desafíos ESG
Los mineros de litio se enfrentan a una presión cada vez mayor por parte de los inversores, los reguladores y otras partes interesadas, ya que toda la cadena de valor de los vehículos eléctricos está sujeta a un escrutinio cada vez mayor desde una perspectiva ambiental, social y de gobierno (ESG).
A pesar del papel clave que juegan las baterías a base de litio en la transición ecológica, los productores no están exentos de desafíos ESG, escribió el analista de BMO Joel Jackson en una nota a los inversores.
“No hay almuerzo gratis: el litio está ayudando a descarbonizar los sistemas de transporte e impulsar la transición a los vehículos eléctricos, pero es un producto extractivo”, dijo Jackson. “El uso de agua dulce en las operaciones de salmuera de América del Sur se plantea con frecuencia como una preocupación de sostenibilidad, pero el litio producido a partir de la conversión de espodumeno parece más problemático cuando se consideran las emisiones de GEI y los subproductos”.
(Con archivos de Bloomberg)