El humorista venezolano George Harris se vio envuelto entre pifias y aplausos. Los animadores del festival lo motivaron a continuar con su rutina.
La noche de su show fue un desastre. Desde el inicio, su rutina no logró conectar con el público chileno. Su humor, basado en anécdotas sobre tecnología y redes sociales, no arrancó risas, y en pocos minutos comenzaron a sonar pifias, mientras sus compatriotas venezolanos en la Quinta Vergara intentaban contrarrestarlas con aplausos.
Ante la reacción negativa, Harris adoptó una actitud desafiante y desafiante. “No puedo creer que haya gente que haya comprado la entrada para pifiar”, reclamó, para luego encarar a un asistente con un desafortunado “levántate una venezolana, marico”. En lugar de intentar salvar el espectáculo, el comediante optó por culpar a la prensa y a la audiencia. “Quizás se dejaron influenciar por los medios amarillistas”, lanzó, mientras el rechazo aumentaba.
Los animadores intentaron calmar la situación y lo convencieron de seguir, pero la rutina no despegó. Las pifias fueron en aumento, y al notar la reacción, Harris se victimizó: “Qué lástima que ganen los malos siempre”. Finalmente, tras más de 45 minutos de una presentación caótica, marcada por la falta de conexión con el público, Harris se despidió sin gaviota y con una imagen deteriorada.
Menos de una hora duró arriba del escenario el humorista George Harris. Durante su rutina, desafió al público presente y recibió pifias, aunque también varios aplausos, la mayoría de ellos del público venezolano presente en el Festival de Viña. Tras finalizar su rutina de forma forzada, gran parte del público se paró de la Quinta Vergara y salió del recinto.
En su salida en masa, los asistentes alzaron sus banderas y gritaron: “¡No a la xenofobia!” y “Nos vamos con George Harris”. Sus compatriotas estaban indignados con la actitud de parte del público chileno.